Martin Donnelly volvió a manejar el auto con que inició y terminó su carrera en F1, dentro del Festival de la Velocidad en Goodwood. Esta vez el Lotus 102 propulsado por una máquina V12 de Lamborghini-Chrysler, se comportó a la altura.
"Es un poco como volver a ver a una vieja novia de la que te enamoraste hace 20 años, y te sigue molestando igual", dijo Donnelly en los instantes previos a su recorrido en la pista de hill climb de Goodwood.
El rugido del V12 no fue tan resonante, como la presencia en pista del irlandés que perdió una promisoria carrera en la máxima categoría, al enfrentarse otra vez con el auto que por falla mecánica le hizo protagonizar uno de los más terribles accidentes en la era moderna de la F1.
Donnelly manejó tan al límite como pudo, según testigos, aunque sus parciales fueron discretamente registrados con el letrero 'DEMO' para evitar las odiosas comparaciones.
No serviría de nada, el hecho contundente fue que Donnelly se enfrentó con el demonio de un accidente que produjo secuelas inmediatas como las semanas en coma, los años en dolorosa rehabilitación, y ser reconocido como el ex piloto de F1 que, finalmente, pudo abandonar las muletas.
Así no estaba presupuestada la carrera de Donnelly, cuya principal secuela duró 21 años. Después del choque en 1990, pudo volver a conducir autos de carreras y no fue famoso por ello. Sin embargo, este fin de semana, logró abordar y dominar -tirando una lágrima furtiva- a un auto que literalmente lo expulsó a una vida que nunca quiso.
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